Hoy fue nuestro primer día trabajando en la Posada en San Benito, Texas. Como dice en su sitio web, la Posada “es un refugio de emergencia para hombres, mujeres y familias que huyen a los Estados Unidos debido a la opresión política, los desastres naturales y otras acciones que amenazan la vida en sus países de origen”. Este curso de mayo, un grupo de 16 estudiantes (15 mujeres y 1 hombre) tuvieron la oportunidad de unirse al Servicio Menonita para Desastres (MDS) para construir una cerca protectora para la Posada. Una gran parte de este curso es tener flexibilidad y estar abierto a cambios en la educación y horario diario. Uno de esos cambios es despertarse más temprano de lo planeado para ganarle al calor de Texas. Esta mañana todos nos despertamos alrededor de las 5:30 de la mañana, preparamos nuestro almuerzo, desayunamos, uno de los estudiantes compartió una devoción y luego comenzamos nuestro día de trabajo.
Cuando llegamos a la Posada esperamos a que nos dieran instrucciones para comenzar el día. Lo crean o no, nadie de la mayoría, o me atrevo a decir que ninguno de nosotros había construido una cerca antes. Sin embargo, con la guía de nuestros encantadores voluntarios de MDS, Larry y Roger, comenzamos la hazaña de construir una cerca de casi 2,200 pies (670 mts) que rodea el perímetro de la Posada para brindarles a los huéspedes, al personal y a los voluntarios más protección y seguridad. ¡En el primer día pudimos insertar los postes de cerca que alcanzan más de 300 pies! Sorprendentemente, todos entramos en un ritmo y comenzamos a aprender cosas que nunca antes habíamos hecho y fue realmente padre que todos pudiéramos aprender juntos y lograr hacer tanto en un solo día.
Tuve la oportunidad de mezclar concreto. Bromeo diciendo que mis días trabajando para el departamento de jardinería en Goshen College me habían preparado para esto, pero honestamente nunca he mezclado concreto. Comenzar fue difícil, pero todos trabajamos muy bien juntos y cada quien descubrió cuál era su fuerte para ayudar a que el trabajo avanzara más rápido.
Dado que la carga de trabajo en instalar la cerca era enterrar los postes, lo que requería el uso de una ciencia exacta para alinear el poste con nuestro nivel (lazo de hilo naranja mostrado en la foto), algunos de nosotros tuvimos la oportunidad de tomarnos un descanso y ayudar en los terrenos de la Posada. Luego, después de nuestro primer descanso, seis estudiantes fueron a trabajar en el jardín comunitario en la Posada. La Posada ofrece una variedad de actividades y talentos/pasatiempos que los voluntarios e invitados que se hospedan en la Posada pueden aprender. Algunos de esos son la elaboración de compost, la jardinería, la pesca, la cocina, el inglés como segundo idioma (ESL) y la gestión de divisas [cómo administrar el dinero]. Ayudamos a quienes se quedan [en la Posada] en todo lo que podamos, con preparación para ingresar a un área desconocida y hacer que los invitados se sientan lo más seguros posible.
Continué trabajando en la cerca por el resto de la mañana y para la hora del almuerzo ya habíamos terminado la mitad de la parte en la que habíamos comenzado a trabajar al comienzo del día. Pudimos almorzar alrededor de las 11 y, como beneficio adicional, pudimos pasar un tiempo con las mascotas en la Posada: Ginger, el gato, y Brownie, el perro. Ambas mascotas no
solo me ayudaron a desestresarme por la mañana, sino que también son muy servicial para los huéspedes de la Posada. Los animales son de gran ayuda para las personas que han experimentado situaciones traumáticas y de alto estrés. La interacción con los animales ayuda a sobrellevar la situación y relajarse, sintiendo una sensación de confort y vínculo con los animales y permitiendo que los huéspedes comienzan a digerir sus emociones mientras son consolados por uno de los grandes animales de la Posada.
Después del descanso, cambié de puesto con una de las chicas que estaba trabajando en el jardín. Pasé a sacar las malas hierbas de uno de los parcelas del jardín para prepararlo para sembrar rábanos que luego serán cosechados por los invitados y los cocineros de la Posada. También tuve la oportunidad de conocer a George, el jefe de mantenimiento en la Posada. George sabe cómo cosechar, hacer plomería, enmarcar, pintar y mucho más. Tiene mucho talento y estaba con ganas de conversar con uno. Siempre está dispuesto a compartir lo que sabe y está dispuesto a aprender cualquier cosa que tengas que compartir con él. George nos dijo que nunca se graduó de la secundaria, pero que pudo aprender de sus compañeros y de los errores y ahora se ha convertido en un maestro en muchos oficios.
Usar algunos de tus pasatiempos y enseñar a otros, o aprender de otros y construir relaciones es una gran parte de la cultura de la Posada. Todas son cosas que también estamos aprendiendo y viviendo a través de este curso. Hay tanto a lo que ya he estado expuesta y estoy emocionada de aprender más del valle del río Grande durante el resto del curso.
-Hannah Guthrie, estudiante de Goshen College clase ‘23, estudios de sostenibilidad