Mi mañana comenzó antes de que saliera el sol. A las 5:00 a. m., dos de nosotros, los estudiantes, estábamos presentes en la cocina para ayudar a Connie, una voluntaria de MDS (Mennonite Disaster Service/el servicio menonita de desastres), a preparar el desayuno. Durante nuestro tiempo aquí, cada estudiante tiene la oportunidad de pasar un día (o dos) ayudando en la cocina y cocinando para todos. Los estudiantes asignados para ayudar en la cocina durante la semana laboral se quedan en lugar de dirigirse al lugar de trabajo con el resto del grupo. Esto no solo nos brinda a los estudiantes la oportunidad de tomar un día de descanso del calor extremo, sino que también nos permite ayudar a Connie y poder brindar servicio a las instalaciones que MDS nos ofrece durante nuestra estancia aquí.
Connie hace un trabajo increíble cocinando para nuestro gran grupo. Ella comienza su día incluso más temprano que el nuestro para poder asegurarse de que todo el desayuno esté listo para cuando todos los demás se levanten a comer y se dirijan a su día de trabajo en la Posada. Al comenzar el día, le ayudamos a colocar los platos y los utensilios, ayudar a preparar el desayuno, servirlo y alistar las mesa del almuerzo para que los estudiantes puedan empacar su propio almuerzo antes de dirigirse al lugar de trabajo. Después del desayuno, los estudiantes ayudan a limpiar el área del comedor y la cocina, lavan los platos, limpian los baños y comienzan a ayudar a preparar la cena. Aunque no lo parezca, preparar la cena requiere mucho tiempo y energía, por lo que se requiere contar con la ayuda de otros.
Alrededor del mediodía tomamos un descanso para almorzar y sentarnos juntos. Disfruté este tiempo porque Bev, otra voluntaria de MDS, pudo acompañarnos y pudimos hacerle algunas preguntas sobre su vida personal y también compartir un poco sobre nosotros mismos. Después del almuerzo, volvimos a la cocina y seguimos preparándonos para la cena. Finalmente a las 6:00 p. m., el resto del grupo pudieron unirse para compartir esta cena tan esperada. Fue genial poder compartir risas y volver a conectar con el resto del grupo. Un final bonito para un día en la cocina.
Al entrar en esta experiencia no estaba segura de qué esperar. Asumí la limpieza y la cocina que se lleva a cabo todo los días, pero la lección que aprendí sobrepasó mis expectativas. El trabajo en equipo definitivamente hace que el sueño se haga realidad, ya que nos ayudó a hacer que nuestra experiencia fuera un poco más divertida mientras seguíamos progresando en la cocina. Durante nuestro tiempo juntos, pudimos conversar y conocernos un poco más de lo que nos hubiéramos conocido de otra manera. También fue refrescante poder tomarme un descanso de lo que es el trabajo escolar y laboral, y tener la oportunidad de crear una relación amistosas con otras personas como Connie, con quien ha sido un placer de conocer aún más.
-Alexandria Flores, Goshen College clase de ’23, especialización en negocios