Después de estar aquí por casi dos semanas, seguimos construyendo la cerca alrededor de la Posada. Todas las mañanas los voluntarios de MDS (Mennonite Disaster Service o el Servicio Mennonita de Desastres), Larry y Roger, comienzan el día con una descripción general de las tareas que hay que llevar a cabo y todos pueden elegir entre ellas: mezclar concreto, cavar hoyos, colocar postes, o ajustar y atar la cerca. Todavía estamos trabajando duro para completar lo más que podamos durante nuestra estancia aquí en Texas. Con la ayuda de los voluntarios de MDS que nos guiaron durante estos días, la cerca se ve mejor de lo que se veía hace dos semanas. Los trabajadores de la Posada han mostrado su agradecimiento dándonos golosinas como paletas de helado y guacamole durante nuestros descansos.
En su totalidad, [estar aquí] ha sido una gran experiencia y oportunidad para ayudar a los necesitados. La construcción de la cerca ha asegurado el lugar y ofrece una sensación de seguridad para aquellos que vienen a la Posada en busca de ayuda para continuar en su camino hacia un nuevo hogar. Esta experiencia ha hecho del lugar un mejor centro para brindarles la privacidad y protección que necesitan, especialmente al mantenerse alejados de los medios de comunicación. Me siento muy satisfecha y empeñada en seguir trabajando en la construcción de la cerca. Esto nos ha brindado a los voluntarios de MDS, a los estudiantes y profesores de Goshen College, y a los voluntarios de la Posada una buena razón para sentirnos orgullosos de nuestro trabajo en equipo.
La construcción de cercas toma más tiempo de lo que parece. Hoy seguimos instalando y formando el marco de la cerca, el cual lleva muchos más postes de fierro. El siguiente paso consiste en colocar la cerca sobre los postes y estirarla hasta que quede recta y firme. Al terminar de hacer, esto nos pasamos a atar y ajustar el alambre para que quede bien sujetada. Después de mucho tiempo y esfuerzo la cerca comienza a verse bastante bien y se puede ver el progreso que llevamos.
Como algunos de mis compañeros aún continuaban atando la cerca, me uní a otro grupo y comencé a mezclar cemento, luego a manejar la carretilla llena de cemento y, finalmente, a llenar los hoyos con el cemento. Luego Roger y Larry comienzan a medir y colocar los postes, asegurando que estén bien alineados. Algunos de nosotros seguimos mezclando concreto y empujando la carretilla hacia los agujeros. Cuando terminamos casi la mitad de los hoyos que cavamos, el resto del equipo vino y nos ayudó a mezclar concreto y alinear los postes. El día se fue rápido y terminamos una orilla que rodea la Posada. Gracias al buen trabajo en equipo, pudimos terminar 30 minutos antes y dimos por concluido el día. Cansados, sucios, y empapados en sudor, nos fuimos de regreso a casa.
Mi experiencia en la Posada ha estado repleta de grandes oportunidades y me siento animada por los voluntarios de MDS, el personal de la Posada y mis colegas a seguir trabajando y ayudando a los necesitados. Juntos estamos aprendiendo a trabajar en equipo y a darnos cuenta de la importancia de la inmigracíon. Todos encontramos el significado de crear conciencia sobre el tema de la inmigración, aunque a algunos les haya tomado más tiempo. Espero que algún día más personas puedan reconocer la compasión al servir a los demás y encontrar la paz tanto en la moralidad como en la humanidad. La Posada puede ser un gran lugar para comenzar, nosotros lo sabemos gracias a los muchos ejemplos que mis compañeros de clase y yo hemos vivido en este lugar.
-Katherine Avilez-Rodas, Goshen College clase del ‘23, licenciatura en enfermería