Dolor. Eso es lo que percibo al mirar la televisión, los periódicos y las redes sociales. Dolor tras haber visto el resultado que han deparado las últimas elecciones. Nadie apostaba por el que ganó, nadie. Un ganador que se ha visto envuelto en mil y una polémicas, polémicas de todo tipo, pero ninguna por su simpatía. Una persona que ha agredido verbalmente a musulmanes, latinos, mujeres y no heterosexuales. Una persona que ha atrincherado literalmente a todas aquellas personas que no pertenecían a su naturaleza.
Actualmente estoy en mi quinto año en los Estados Unidos, un país que me ha dado mucho, como por ejemplo, una formación universitaria, un trabajo, familias, amistades eternas y amor. Y ahora, por primera vez en estos cinco años, siento miedo al salir a la calle. Miedo al poder enfrentarme a estos seres humanos que han salido de sus cuevas para clamar el poder que creen merecer.
Siempre me ha gustado pasear en Goshen, es algo que me da o daba tranquilidad. Desde aquel 8 de noviembre las cosas han cambiado a pasos agigantados. Nada ha cambiado en las fachadas de los edificios, absolutamente nada, todo parece igual, mismo estado, pero sí hay algo en el ambiente, o quizás en mi corazón, que me dice que este mundo que vemos ahora está en un proceso de cambio. Cada vez que veo a mis colegas latinos, veo miedo en sus caras, y eso es algo que ningún ser humano debería afrontar.
Veo las redes sociales y leo mensajes de personas de mi círculo cercano escribiendo mensajes a favor de Trump. ¿Me sorprende? Realmente no, y tampoco voy a odiarles por ello. Pero sí que, a día de hoy, me cuesta hablarles, mirarles a la cara, o tener cualquier tipo de interacción con ellos.
Tal como le dije a mis familiares, a mí esto NO ME AFECTA directamente, pero sí que estamos hablando de una aberración contra los derechos humanos fundamentales. Aquellos derechos humanos por los que nuestros antepasados han luchado por tanto tiempo, y que, ahora, en un ataque de rabia, decidimos tirar por la borda.
Recordemos, esto no es una broma de la que nos podremos reír en unos años. Estamos ante el presidente de un país que está considerado el más influyente a nivel social en el mundo. Un tipo que puede solucionar cualquier problema creado por una rabieta apretando un botón. ¿Buscaban seguridad? Han encontrado caos.
Veo lágrimas en las caras de muchas personas que se han despertado sabiendo que esto es una realidad que va a durar, como mínimo, cuatro años. Lágrimas de dolor, tristeza, decepción e incertidumbre.
¿De verdad, Estados Unidos? Pudisteis cambiar el futuro y decidisteis volver al pasado. A una época en la que no se respetaban los derechos humanos. Y ahí es donde no estoy acuerdo con el actual presidente. No soy ni demócrata ni republicano, de hecho, ni puedo votar en este país ya que soy una persona internacional, pero deseo que todos tengamos los mismos derechos humanos. Porque TODOS nos los merecemos.
Se ha nombrado presidente a un hombre, que pese a cambiar a un discurso mucho más moderado, sigue pensando lo anteriormente dicho durante su campaña. Un hombre que no cree en la igualdad ni en el amor. Un hombre que ve en esto un negocio más en su lista, sin ideas fijas, sin programas electorales pero sobretodo sin justicia.
Estas son las palabras que me vinieron a la mente el día después de las elecciones, palabras dirigidas al país:
“Estados Unidos, me has enseñado muchas cosas durante estos años. Pero ahora, justo en el momento en el que empezaba a sentir un amor verdadero por ti, me has herido profundamente. Me has defraudado mostrándome tu rostro más racista, sexista, populista, injusto e intolerante. Tú, que eres conocido como el país diverso y multirracial, has decidido dar miles de pasos hacia atrás para demostrar que lo único que te importa es el poder y que, realmente, no quieres recibir a aquellas personas que vienen a ayudarte.
Me gustaría saber más sobre tu futuro y poder decir que todo va a ir bien, pero ya no estoy seguro porque tus cavernícolas han decidido salir y no sé cuándo decidirán volver. Me gustaría decirle a mi novia que el país que le ha visto crecer no es racista, ni malo, ni sexista. Pero no puedo, porque estas elecciones han demostrado que hay mucha gente que no cree en la libertad por la que otros han peleado.”
Decepcionado, intenté transformar dicho enfado y decepción mediante la creación de conversación y conexión a través de este blog. Un blog que permite conocer más a las personas que nos rodean, aquellas personas a las que un día el señor Trump señaló como culpables de los problemas de Estados Unidos. Porque, yo, desde un punto objetivo y tras haber conocido a dichas personas señaladas, sufro por ellos. Sufro por el futuro que le estamos otorgando a estas personas, y a las que están por venir, y además sufro por los seres que quiero en Estados Unidos, por el propio país, que no se merece este sufrimiento. Pero si estamos abiertos a conectar con los demás y apoyarnos mutuamente, creo de verdad que podemos sobrevivir a esta tormenta, e incluso fortalecernos tras ella.
Luchemos con amor, porque el amor nos permite conocer a las personas de una forma sincera.
- LUIS PÉREZ LERTXUNDI